Les avalavan los títulos de campeones ingleses en
1956 y 1957 y un juego de enuseño. El 6 de febrero de 1958 los red devils acababan de derrotar al
Estrella Roja de Belgrado y se habían clasificado para las semifinales de la
Copa de Europa.
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Los 11 jugadores del United que jugaron en Belgrado el 6 de febrero de 1958. |
La cena tras el partido fue una auténtica fiesta.
Los canticos y las risas no faltaron en ningún momento en aquel grupo de
jóvenes amigos. Y es que hay que recordar que el secreto del Manchester United
entrenado por Matt Busby residía en su juventud y su unidad como grupo. “Un
jugador es lo bastante mayor siempre y cuando sea lo bastante bueno” decía
Busby que contaba con una plantilla repleta de muchachos talentosos. El más
veterano de la plantilla tenía 28 años y la estrella del equipo, Duncan
Edwards, tan solo 21.
Duncan Edwards, un joven prodigioso que apuntaba a
lo más alto. Duncan era tan bueno que Bobby Charlton, compañero suyo, ha
reconocido siempre que “yo me sentía inferior a él. Nunca conocí a nadie tan
dotado tecnicamente y tan fuerte”. Y cuando le preguntan con quien jugaría un
partido a vida o muerte no tiene ninguna duda a la hora de responder. La
importancia de Edwards en el equipo era capital hasta el punto en que en la
charla previa a un partido contra el Chelsea Matt Busby pidió que no tuviesen
tanta dependencia del jugador inglés. “Somos una plantilla con talento,
combinar entre todos”. Al descanso, con 0-0, el técnico pidió a chillidos que
se la pasasen a Edwards en el segundo tiempo.
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Duncan Edwards, la estrella de los Busby Babes. |
Volviendo de Belgrado, el avión del United de
Edwards y Charlton tuvo que parar a repostar en Munich. Era un avión privado
que había contratado el Manchester ante las pegas de la Federación Inglesa a
retrasar el partido liguero del sábado. Así que el United debía viajar pese a
las condiciones meterológicas adversas. Hubo dos intentos fallidos de despegue
y los jugadores incluso bajaron del avión durante un rato. Cuando volvieron a
subir para una nueva tentativa Bobby Charlton se cambió de asiento y no se
quitó la chaqueta, algo no le gustaba. Al tercer intento de despegue, el vuelo
609 se estrelló contra una casa y 7 jugadores de áquel Manchester glorioso
murieron en el acto. Harry Gregg, el portero, salvó la vida a Bobby Charlton y
a Matt Busby que tuvo que ser ingresado en el hospital dejando a cargo del
equipo al segundo de a bordo: James Murphy.
“Se
trata de demostrarle al mundo que no agachamos la cabeza ante la tragedia.
Porque cómo nos comportemos ahora determinará cómo seremos en el futuro.
Formaré un equipo y tendrán que sacarme la fuerza si quieren impedirmelo.”
Fue
la respuesta de Murphy a la idea de la directiva de cerrar el club. Sin apenas
dinero y con 13 días por delante, Murphy, que no volaba en ese avión porqué
compaginaba el cargo de asistende de Busby con el de seleccionador de Gales,
tenía que formar un equipo para el partido de FA Cup ante el Sheffield
Wednesday. Fichó a varios jugadores y se presentaron a jugar en Old Trafford,
ante sesenta mil espectadores. Las alineaciones contenían once espacios en
blanco en vez de los nombres de los jugadores. Los hinchas corearon los de los
fallecidos. Y el United venció por 3-0.
Ese partido no lo jugó Edwards, que permanecía
ingresado. “¿Eres tú, Jimmy? ¿El partido ante los Wolves es a las
tres?", susurró Duncan Edwards, echado en la cama del hospital de Múnich,
al recibir la visita de James Murphy. A pesar de las heridas mortales, Edwards
pensaba en jugar ante el Wolverhampton días después del accidente. Finalmente
falleció y con su muerte se apagó la estrella de un jugador que apuntaba a lo
más alto. Un jugador que debutó a los 16 con el Manchester y a los 18 con la
Selección Inglesa, solo superado por Micheael Owen más de 40 años después.
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James Murphy, Bobby Charlton y Matt Busby. |
Tres meses más tarde el United jugó la final de la
FA Cup, en Wembley y ante el Bolton. Ese día Matt Busby, que había recibido la
extrema unción dos veces, presenció con sus muletas como todo el estadio cantó Abide with me (Resiste junto a mi)
mientras los jugadores salían del tunel de vestuarios. Los 11 jugadores del
Manchester lucían un escudo con el Ave Fenix resurgiendo de sus cenizas. El
equipo de Murphy&Busby perdió 2-0 pero millones de personas les esperaban
en Manchester para recibirlos como campeones.
A día de hoy si te diriges a la avenida Sir Matt
Busby se levanta ante ti el flamante estadio del United. Old Trafford. Allí hay
un reloj que recuerda el día y la hora del accidente de Munich. El club premia
al mejor jovén del año con el galardon James Murphy. En el teatro de los sueños
–así bautizado por Bobby Charlton- hay una estatua de Duncan Edwards, otra de
Matt Busby y una placa conmemorativa de los Busby Babes. La magia del
Manchester pudo morir en Múnich, pero las emociones que generó aquel equipo
permanecen imborrables en la memoria de los aficionados. Unos aficionados que
cantan el Glory glory Man United y
que su primera estrofa dice así:
Just like the busby babes in days gone by,
We’ll keep the red flags flying high,
Your gonna see us all from far and wide,
Your gonna hear the masses sing with pride.
United, Man united,
We’re the boys in red and we’re on our way to
Wembley!
Y fue en Wembley, 10 años después del accidente,
cuando el Manchester United entrenado por Matt Busby y liderado por Charlton,
Law y George Best –conocidos por The Holy
Trinity- ganó la primera copa de Europa del club. Con el espiritu de aquel
equipo de leyenda que pudo conquistar Europa una decada antes. La huella de
aquel equipo es imborrable. “Para mi están en cada rincón, para mi son el club”
dijo Charlton.
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Homenaje por el 50 aniversario del accidente. Jugaron sin escudo y sin nombres, como los Busby Babes en 1958. |
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