lunes, 7 de noviembre de 2011

La primera oportunidad de Qatar para mostrarse al mundo

Cuando queda exactamente un mes para el inicio del mundialito de clubes que se disputará en Tokio, del 8 al 18 de diciembre, aún no se conocen todos los candidatos al título. Las tierras niponas esperan al Barça de Leo Messi i al Santos del joven Neymar, los grandes favoritos para llevarse un torneo que conlleva la consideración de ser el mejor club del mundo. El año pasado ya vimos como el TP Mazembe, equipo de la República Democrática del Congo, daba la sorpresa al eliminar al Internacional de Porto Alegre y disputaba la final del campeonato. Pese a que perdió con claridad ante el Inter de Milán en la final, mucha gente coincidió que lo que había hecho el Mazembe era poner al fútbol modesto en el centro del panorama futbolístico mundial.
Continentes como África o Asia están avanzando a buen ritmo y cada vez se ven equipos mejor trabajados e individualidades que sobresalen incluso en equipos europeos (casos de Honda, Kagawa, Park e inumerables jugadores africanos. Así pues, este año todo el mundo deparará sus miradas en ver quien puede ser el equipo revelación que plante cara a Barça y Santos. Aparte de los dos grandes campeones de la UEFA Champions League y la Copa Libertadores, acudirán al torneo el Monterrey mejicano –campeón de la CONCACAF- y el Auckland City australiano –campeón de la OFC-. El representante africano lo conoceremos el día 12 de éste mes  y será el ganador del duelo a doble partido entre el ES Tunis y el Wydad de Casablanca.  Y habrá también plaza para el ganador de la J-League (la liga japonesa), que no lo conoceremos hasta cinco días antes del inicio de la competición.
Pues ya conocemos a siete de los ocho participantes. Nos falta el octavo. El representante asiático, flamante ganador de la AFC Champions League. Y que no es otro que el Al-Saad, equipo qatarí que se impuso contra todo pronóstico al campeón surcoreano, el Jeonbuk Hyundai Motors, desde el punto de penalti.
El Al-Sadd, reciente ganado de la AFC Champions League

El contexto no era nada esperanzador para los de Qatar, ya que solo una vez un equipo qatarí había ganado la Champions asiática, curiosamente se trata del propio Al-Saad, cuando ganó en 1989, también en los penaltis. Además las dos últimas ediciones se las habían llevado clubes surcoreanos y el Jeonbuk Hyundai se presentaba como principal candidato para llevarse el título y sellar su pasaporte hacía el mundial de clubes. Por si faltaban alicientes, la final se jugaba en Jeonju, una ciudad al oeste de Corea del Sur. Pero los más de 40mil aficionados que acudieron a presenciar la final, vieron como los hombres entrenados por el uruguayo Jorge Fossati –ex de Internacional de Porto Alegre, entre otros- alzaban la copa tras 120 minutos y 10 lanzamientos de penalti.
Las cosas se pusieron cuesta arriba para los del golfo pérsico cuando Eninho, la estrella del equipo de la marca de motores, adelantó a los suyos con un estupendo lanzamiento de falta. Era el minuto siete y los qataríes aún no habían empezado a jugar y ya veían como el marcador reflejaba un resultado adverso para sus intereses. Pero parece que esto es uno de los signos de identidad de este equipo, puesto que en toda la competición no han marcado un solo gol en los diez primeros minutos de partido. Una vez superada esa barrera, los visitantes empezaron su partido. Y el azar se puso de su parte cuando un balón colgado frontalmente fue peinado hacia atrás por un defensor surcoreano, sorprendíó a su propio guardameta y puso las tablas antes de la media hora de partido.
En el Al-Saad la mayoría de la plantilla es de origen qatarí, pero cuenta con dos estrellas conocidas por todo el mundo. Ambos son africanos, triunfaron en Francia y luego pasaron por Turquía antes de aterrizar en el país del petróleo. Son Kader Keita (Costa de Marfil 6/08/1981)  y Mamadou Niang (Senegal  13/10/1979). En esta ocasión fue el ex de Lille, Lyon y Galatasaray el que apareció para desatar la locura entre los aficionados qataríes y adelantar a los suyos en el minuto 60 de partido tras enganchar una extraordinaria volea desde fuera del área.
Kader Keita celebrando el segundo gol de la final
Parecía que el milagro estaba obrado, que el Al-Saad se iba a proclamar campeón después de 22 años y que iba a romper la dinastía de Corea del Sur en la Champions Asiática. Pero aún faltaba la dosis de épica, el punto de agonía para que luego la alegría sea aún mayor. Corner, minuto 90, Mohamed Saqr sale a por uvas y el Jeonbuk empata. Había que ir a la prórroga. 30 minutos donde no pasó absolutamente nada –salvo una expulsión intrascendente a un minuto del final- y el torneo y la posibilidad de enfrentarse a Messi, Xavi, Neymar y compañía se decidirían desde los 11 metros. La lotería de siempre, con más premio que nunca. Mohamed Saqr cumplió con el tópico “de villano a héroe” y detuvo dos penas máximas para que Nadir Belhadj, otro que ha hecho carrera en Europa, se encargase de enviar a las mallas el lanzamiento definitivo.

 Ha tenido que ser un club qatarí el que rompa la hegemonía de los japoneses y surcoreanos. Qatar, ese país que está de moda: Qatar organizará el mundial de 2022, la selección nacional aún esta viva y con opciones de meterse en Brasil 2014, todo el mundo habla de  la academia Aspire y de su centro formativo en Doha. Qatar está de moda por su patrocinio en la camiseta del Barça, porque Guardiola jugó allí y el de Santpedor defiende e incluso sale en campañas publicitarias a favor del país asiático. Pero la primera oportunidad del país para darse a conocer en el mundo del fútbol es de aquí un mes, en Tokio. Veremos si el Al-Saad da que hablar y se convierte en el nuevo Mazembe. El año pasado el mundial de clubs dejó una imagen para la historia: La del portero Kidiaba bailando en el suelo, celebrando el pase a la final de su modesto equipo. Este año Keita, Niang o Saqr pueden ser los protagonistas durante 10 días, donde serán el centro de las miradas, de su continente y de los otros cuatro. Qatar se presenta al mundo del fútbol.

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